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martes, 29 de julio de 2025

Robert Plant hechiza el Palau de Les Arts con su nueva banda Saving Grace: leyenda viva y humildad sobre el escenario

 

El Palau de Les Arts de Valencia vivió una velada mágica, protagonizada por Robert Plant, la voz eterna de Led Zeppelin

AKEKYK legendary rock singer Robert Plant at Cornbury Festival

El Palau de Les Arts de Valencia vivió una velada mágica, protagonizada por Robert Plant, la voz eterna de Led Zeppelin, que volvió a demostrar por qué es una leyenda viva del rock. Acompañado por la banda Saving Grace, Plant ofreció un concierto íntimo, conmovedor y lleno de belleza, donde brillaron la cercanía del artista, su humildad y una propuesta musical muy alejada de los grandes estadios, pero cargada de verdad y elegancia.

Desde el primer tema, “Cuckoo”, quedó claro que el británico no venía a hacer un repaso nostálgico de sus grandes éxitos, sino a ofrecer algo nuevo, cuidado y profundamente personal. A sus 76 años, Plant mantiene intacta su capacidad para emocionar y para iluminar el escenario con una presencia magnética que impone y a la vez reconforta. Dicen que las grandes estrellas se comportan de forma humilde y así fue, según fuentes locales que estuvieron trabajando junto a él antes del concierto. Una persona sencilla, amable y cercana con quienes le rodeaban. Y es que los grandes son así detrás del escenario y sobre él, iluminando una noche mágica ante un público entregado.

El repertorio combinó adaptaciones muy personales de temas tradicionales del folk y el blues con algunas joyas de la discografía de Led Zeppelin que, en este formato acústico, sorprendieron por su reinterpretación. "Friends", por ejemplo, pasó casi desapercibida para algunos asistentes, completamente transformada en una versión etérea, hipnótica, muy alejada del original. El concierto también incluyó temas como “Ramble On” o “Four Sticks”, ejecutados con una sensibilidad nueva que conecta con el espíritu introspectivo de su nuevo trabajo.

Uno de los momentos más celebrados fue la interpretación de “Everybody’s Song”, una versión reimaginada del grupo Low que sirve de carta de presentación del próximo disco del grupo, también titulado “Saving Grace”, y que saldrá a la venta el 26 de septiembre. Este álbum, nacido durante el confinamiento en los parajes rurales de Inglaterra, se presenta como "un cancionero de lo perdido y lo encontrado", donde Plant da vida a un repertorio de canciones centenarias de autores como Memphis Minnie, Blind Willie Johnson, The Low Anthem o Sarah Siskind.

La conexión vocal entre Robert Plant y Suzi Dian, la joven vocalista que comparte protagonismo en esta nueva aventura musical, fue uno de los grandes hallazgos de la noche. En temas como “As I Roved  Out” o “Too Far From You”, sus voces se entrelazaron con armonía y emoción. Perfectas. La coordinación vocal entre ambos fue extraordinaria.

Volvió al escenario la humildad de un grande como Plant al escucharle junto a la vocalista Suzi, hacer los coros en un gesto de generosidad, mientras el guitarrista Matt Worley tomaba el protagonismo con la voz principal en uno de los temas.

El concierto también ofreció espacio para el lucimiento instrumental, con momentos brillantes como la intervención de Plant con la armónica, que desató los aplausos del público. El resto de la banda —compuesta por Oli Jefferson (batería), Tony Kelsey (guitarra), Matt Worley (banjo, cuerdas) y Barney Morse-Brown (chelo)— mostró una compenetración perfecta, fruto de los seis años de trabajo conjunto, en los que han ido construyendo un sonido propio, delicado y poderoso a partes iguales.

Robert Plant habló poco entre canción y canción pero cuando lo hizo, sacó una sonrisa a un Palau repleto de público y transmitió con gestos y sonrisas un profundo agradecimiento.  Ya lo decía Plant en una entrevista: “Creo que me va bien. Me gusta reír. No encuentro ninguna razón para tomarme nada demasiado en serio. La dulzura de todo esto… Son personas encantadoras y están sacando a relucir todo aquello que antes no podían mostrar.”

El setlist incluyó también piezas como “Angel Dance”, “Move Along Train”, “Higher Rock” o “For The Turnstiles”. Al final, temas como “Never Will I Marry” Gallows Pole” cerraron el concierto con guiños a la icónica “Black Dog”, con “Rain Song” como reserva que no llegó a sonar, al menos en esta parada valenciana.

El público, entregado desde el primer minuto, despidió al artista con una ovación prolongada que coronó una noche especial. Porque si algo quedó claro en el Palau de Les Arts es que Robert Plant no necesita grandes escenarios, ni fuegos artificiales, ni mirar atrás para seguir siendo una estrella.

Su sola presencia, su voz que sigue acariciando con fuerza y ternura, y su forma de compartir el escenario con respeto y humanidad, lo consagran como lo que es: una figura irrepetible de la historia de la música. En Valencia, no vimos solo al cantante de Led Zeppelin; vimos a un artista en plena madurez creativa, a un explorador sonoro que sigue creciendo, emocionando y deslumbrando.